Eventos (1) La defensa de Steintgart

Bezahltag 1, Brauzeit 2523
-Jueves 23, Noviembre de 2008-


La villa de Steintgart, en día de mercado


En el caos que se produjo tras la caída de la autoridad imperial en el verano de 2511 en la provincia de Wisseland cada villa, cada pueblo tuvo que defenderse por si mismo de las incursiones de bandidos y ladrones, rebeldes, orcos, bestias del caos... Muchas localidades y granjas aisladas fueron saqueadas y destruídas.

Ese parecía ser el destino de una pequeña localidad a orillas del río Oggel llamada Steintgart. No contaba con más de una docena de casas pero Steingart estaba rodeada en su mayor parte por el río, de cauce proceloso e impasable, y una ligera empalizada cerraba un débil recinto defensivo. Los habitantes se habían organizado en milicia, reuniendo varias ballestas y alabardas. Pero en general les faltaba entrenamiento y verdadera disciplina militar.

Steintgart había sobrevivido al desastroso año 2512 gracias a su relativamente segura posición y algo de suerte. Sin embargo, cuando un importante contingente orco penetró en la región aislando la villa del resto de la provincia nadie en Steintgart conservó la esperanza.

Los orcos no se interesaron demasiado por la villa en un primer momento, cebándose antes con los edificios aislados y quemando los campos que la rodeaban. Cuando no quedó nada que saquear, asaltaron Steintgart.

Nadie podía saber entonces que este era un momento clave no sólo para la pequeña villa, sino para la provincia entera.

Los villanos, ignorantes en asuntos de guerra, habían confiado la defensa de la plaza a un desconocido que había recalado en la posada de la villa poco antes de que el lugar quedara infestada por orcos. Se identificaba con el nombre de Ignat. El extraño parecía conocer el oficio de las armas y eso era precisamente lo que Steintgart necesitaba.

Ignat organizó una defensa adecuada. Puso centinelas, reforzó las empalizadas, señalo lugares de tiro y apuntaló los puntos de defensa. Las primeras oleadas de goblins pronto descubrieron amárgamente que Steintgart no era una presa tan fácil como parecía. Los orcos rieron estrenduosamente al ver que sus parientes pequeños huían del fuego de ballesta humano y se lanzaron al asalto.

Esta vez el ataque orco era más decidido y pronto los humanos luchaban contra los pielesverdes en combate cerrado. Los orcos eran un enemigo terrible pero los humanos luchaban con la fuerza de la desesperación. Al caer la noche los pielesverdes cejaron en su ataque. Aquel día Ignat había derribado no menos de una veintena de orcos.

A la mañana siguiente los orcos redoblaron sus ataques y una vez más se encontraron con un muro de acero. Por tres veces más asaltaron Steintgart y otras tantas fueron rechazados.

Al cuarto día los defensores humanos se encontraban sencillamente agotados. No aguantarían mucho más. Aquella noche Ignat rezó todas las oraciones que conocía a Sigmar pidiéndole fuerza para la batalla que estaba por venir. No sabía que sus oraciones iban a ser escuchadas.

Poco antes del amanecer, aún oscuro, sonidos de cascos de monturas se podían oir desde las empalizadas de Steintgart. Ignat movilizó a las defensas de la villa temiendo que se tratara de caballería orca. Pero la sorpresa de los defensores fue tremenda cuando se dieron cuenta de lo que se trataba. Un grupo de caballeros, maltrechos y heridos si, pero aún imponentes había llegado a la empalizada de la villa y pedía refugio en ella.


Caballero de la Órden de la Sangre de Sigmar


Se trataba de caballeros de la Órden de la Sangre de Sigmar. Su grupo consistía originalmente en una centena de caballeros que había partida en dirección Nuln. Habían sido emboscados por una numerosa fuerza orca y desde entonces habían huído erráticamente. Ahora quedaban más que trece caballeros con vida. La mayoría de ellos heridos.

Ignat vió en ellos un regalo de Sigmar. Los orcos se preparaban para el ataque definitivo contra Steintgart y lo último que esperarían es que un grupo de caballeros acorazados se lanzara a la carga. Era una bendición de Sigmar e Ignat no tardó en convencer al maestre, Karol Höbner, de ello.

Al día siguiente, cuando los primeros rayos de sol iluminaron los devastados campos de Steintgart, una docena de caballeros maltrechos junto con un agotado Ignat cargaron contra tres centenares de sorprendidos pielesverdes.


Karol Höbner dirige la carga de los Caballeros de la Sangre de Sigmar


La línea orca se desmoronó. Los goblins corrieron en todas direcciones gritando agudos chillidos. Los orcos resistieron al principio, pero huyeron cuando su primera fila fue arrasada por las moles de caballos acorazados.

A mediodía Steintgart era de nuevo una villa libre. Nadie podía imaginarse en aquel momento la magnitud de los acontecimientos que un desconocido aventurero llamado Ignat acababa de desencadenar...

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